Por Leonel H. Rivas | Abriendo Brecha

La noticia en radio Sandino de la caída del dictador Somoza en Nicaragua, el 19 de julio de 1979, lo tomó por sorpresa en una comunidad indígena al sur de Belices, donde se encontraba haciendo trabajo de campo como estudiante de antropología, “y entonces dije, porqué me quedo aquí en Belices, cuando hay revolución ahí, cuando si hay posibilidad de construcción de una sociedad más digna, más justa y entonces me fui” a Nicaragua, pasando por primera vez por El Salvador y Guatemala.

Philippe Bourgois, apodado Maximiliano por los refugiados de El Salvador en La Virtud en el momento que se disponía a ingresar a la zona de Peña Blanca dos días antes de la invasión “tierra arrasada” de noviembre de 1981, para estudiar a las “comunidades de origen”, donde según Philippe “se estaba experimentando, tratando de construir en actualidad el principito de una nueva sociedad”.

La comunidad Santa Marta conmemora este 18 de noviembre, 36 años de la masacre campesina en Santa Cruz y 28 años de la ofensiva del 89, con la “Marcha por la Dignidad y la Memoria” desde la colonia Las Vegas hasta la plaza central, donde tendrá lugar una ceremonia solemne y acto cultural en memoria a los mártires y héroes.

Aprovechando la ocasión reeditamos y publicamos nuevamente parte de la entrevista que realicé junto a Elvis Nataren a Philippe Bourgois la tarde del 27 de marzo de 2014, en las afueras del local de la Cooperativa Nueva Heroica Santa Marta, mientras visitaba la comunidad por tercera ocasión, habiendo llegado antes en 1994 y 2002, para servir de testigo de la masacre de Santa Cruz en el VI Tribunal Internacional para la Aplicación de la Justicia Restaurativa en El Salvador y contar su testimonio como sobreviviente.

Hemos transcrito sus palabras sin editar su acento de origen que es el inglés, que es visible cuando hay que hacer distinción de género, por ejemplo


Foto: Philippe Bourgois, cuenta su testimonio a los pobladores de Santa Marta y presente archivo fotográfico en la plaza central en 2014.

¿Philippe nos gustaría conocer un poco más de su vida, su nombre, su edad, de ser posible su país de origen, su profesión y de cómo llegó a esta parte del país?

Me llamo Philippe Bourgois, es un nombre francés, porque mi papá es francés, mi mamá de Philadelphia y yo crecí en New York. Hace 33 años, yo era estudiante en la Universidad de Stanford en California y estaba estudiando para ser antropólogo, y hoy en día soy profesor de antropológica en la universidad de Pensilvania en Philadelphia.

Yo entendía más o menos la situación que pasaba en Centroamerica, porque había vivido un año en Nicaragua, cuando el triunfo de la revolución sandinista en julio del 79 me fui ahí, para trabajar de voluntario con la reforma agraria y participé también en la alfabetización. Me quedé ahí, pero en ese proceso yo pasaba por El Salvador para llegar a Nicaragua, con cualquier bus se iba y me llamó la atención, lo que pasa por supuesto en El Salvador en ese tiempo, entonces me metí a ver más de cerca el proceso revolucionario en pura, pura, en momento de guerra, eso era lo que me interesaba.

Lo que yo pensaba hacer, era estudiar, hacer entrevista y entender la vida de los que eran refugiados, en ese tiempo era la Virtud, antes de Mesa Grande y también luego, cruzar y estudiar las comunidades de origen, la zona de Santa Marta. Mucha gente en ese tiempo todavía podían salir y volver en la noche. Con cuidado siempre, les mataban si les agarraban fuera del campamento, pero había cierta informalidad en esa frontera.

Yo pensaba quedarme, sólo la primera visita, unas 48 horas, esencialmente para ver si era factible pedir permiso a los que vivían todavía en la zona y ver si tenían interés en el proyecto mío y la idea mía era hacer una tesis de doctorado, estudiando la conciencia revolucionaria de los campesinos. Es chistoso pensarlo ahora, pero había un montón de teorías sobre quienes se movilizaban, quienes no se movilizaban, por cuales razones se movilizaba uno. Me llamaba la atención que todas esas teorías parecían interesantes, parecían que tenían cierto valor, pero ninguno de los que lo habían escrito, habían realmente hablado y vivido y compartido la vida con los campesinos revolucionarios, y yo me dije, mira, Centroamérica está lleno de campesinos revolucionarios y la gente le trata muy bien, voy a ir ahí y fue tan fácil como suena, fui a la virtud, me recibieron requetebién la gente, les hablé del proyecto y también lo que yo iba a ofrecer es documentar sistemáticamente las violaciones de derechos humanos, los operativos en ese tiempo...; esa era la idea, los compañeros parecían interesados y me dijeron, pues venga y literalmente pasé con una camisa extra, la mochila, la campara, pensando que iba a ser un rato…

La cosa que es increíble, es que, pareciera, cuando uno piensa en ese momento histórico, porque no era sólo El Salvador, en ese tiempo también Guatemala tenía un campesinado revolucionario, Nicaragua tenía un campesinado revolucionar y uno realmente sentía que había una posibilidad de la construcción de sociedades más justos en toda Centroamérica, porque había mucha solidaridad a través de las fronteras centroamericanas y realmente se sentía que estaba al alcance, porque cuando uno hablaba con la gente que habían tomado conciencia, realmente hablaban, pero requeté-claro. Había hombres que me explicaban, mira, antes tomábamos y pegábamos a nuestras mujeres, ahora nos concientizamos y estamos pegando al enemigo, no a nuestros prójimos que amamos. Y era increíble escuchar eso y me acuerdo, estoy pensando en una pareja y los dos estaban ahí, la mujer y el hombre, y el hombre diciendo eso y la mujer diciendo, si, si es cierto, antes me pegaba y el hombre diciendo, que vergüenza, antes la pegaba y de repente me doy cuenta que es al terrateniente que tengo que estar pegando. Realmente se sentía una gran esperanza de ver eso…

La primera noche, hicieron como una resección para mí, para recibirme, no es que había muchos extranjeros que venían…

¿… en dónde fue?

Fue en Peñas Blancas, allí estaba en ese tiempo uno de los mandos de los combatientes, pero también había población civil, viviendo ahí…

¿Cómo eran las condiciones en la virtud?

Eran bien feas. La cosa es que estaban todas las carpas, muy, muy acercadas y no había sistema sanitaria, así, bien hecha y la gente tenía que tomar agua de una quebrada, entonces se pueden imaginar, todo estaba sucio y mucha gente enfermo y la comida medio mala y todo eso. Los que sufrían más, por supuesto, eran los bebés. Habían tanto niños desnutridos, que había un centro de desnutrición, tengo fotos de eso; estaban tan desnutridos, bichos de un año o dos años que tenían la barriga como uno ve en las fotos de África de niños muriendo de hambre, así pasaba el pueblo de esta zona, los niños…


Foto: Campamento de refugiados de la virtud, 1981.

¿Cuánto tiempo estuvo ahí?

Era como semanas, poco tiempo, talvez 10 diez, dos semanas. Y estaba apenas empezando, yo iba hacer eso por un año, iba a tomar mi tiempo haciéndolo y estaba apenas empezándolo cuando caí en la invasión.

¿Cuándo decide ir a la zona Peña blanca? ¿Por qué razón?

Era lógico en el sentido de que no era difícil hacer la caminata. Aquí se estaba experimentando, tratando de construir en actualidad el principito de una nueva sociedad…

-Había una estructura armada y una estructura civil, no había realmente diferencia entre los armados y los no armados, en el sentido que casi cualquier que corría rápido, cualquier que tenía buena salud, se metía en uno de los ejércitos, en ese tiempo había FPL y RN, los dos operaban en la zona. Pero también había más informalmente milicias...

La cosa increíble, que nunca voy a olvidar esa primera noche, es que se hicieron, una, como reunión, donde los de la milicia y los combatientes escribieron poemas y los contaron al aire libre…

¿Eso fue donde?

Eso fue en peñas Blancas-

Y en este evento, inclusive había gente que habían sido recién alfabetizado por la misma nueva sociedad que se construía, que escribían sus primeras poemas, tengo copia de esas poemas, muy, muy fuertes; un poema que nunca voy a olvidar era un papá que hablaba de su hijo que había caído en combate y el papá escribía una alabanza a su hijos de 20, 21 años que había caído en combate, Hércules se llamaba el hijo, bien tristes ese poema, lo publiqué en un artículo…

Philippe, usted nos cuenta que llegó a la zona de Peña Blanca dos días antes de la invasión. ¿Cómo transcurrían las cosas en ese momento?

La cosa es que uno no sabía cuando iba a venir un operativo…

¿… no había nada que indicara…?

- Yo por lo menos no sabía, lo que supimos, era, la noche antes de que empezó el operativo; se oía el movimiento de tropa por aire, porque se traía una parte de la tropa en helicóptero, entonces se pensaba qué si iba haber invasión, pero no se sabía si iba hacer una invasión, eso de tierra arrasada o una operación menor, donde uno podía tal vez correr y esconderse…

La cosa que nos tomó por sorpresa era que habían hecho nuevo entrenamiento a las tropas del ejército, entonces, pues, tenían nueva estrategia de hacer la tierra arrasada, mucho más sistemáticamente que lo hacían antes. Por eso fue tan duro la invasión de noviembre. Pero los otros fueron peores después, los que pasaron la gente en Chalatenango, porque la mayoría de la gente, inclusive de la invasión de la cual yo salí; siguieron pasando por Patameras y pasaron otra invasión antes de salir como refugiados…


Foto Philippe Bourgois: Personas enmontañadas durante el operativo de noviembre de 1981

Cuando uno pregunta a los sobrevivientes sobre el día de la salida, hay diferentes fechas. ¿Usted recuerda que día fue?

- Empezó la invasión el 11 y en Santa Cruz pasó el cuarto día después del 11, entonces fue antes del amanecer, la noche del 15 hacia el 16 fue el masacre, digamos tal vez a las 2:00 de la madrugada fue el fuerte del masacre del día 16. Al atardecer el 15 nos reuníamos esperando que…, estábamos enojados porque había luna, molestándonos, porque nos podía ver el enemigo por la luz de la luna, eso es lo que nos mataba y esperando que había nubes esa noche y no había nube esa noche, bien desvelados estábamos…

Había muy poco arma, la RN tenía más armas en ese tiempo que la FPL…

Haciendo un cálculo del total de población que había concentrada esa noche en el momento de salida, algún aproximado ¿Cuánta diría?

Yo pensaba, más o menos entre mil y mil 500 más o menos y gente armado, tal vez 50, 60 y ese es el heroísmo de los armados, es decir, había más gente que quería pelear que armas para dárselas…

¿Tiene alguna idea de cuanta población pudo haber muerto en esa invasión?

… en ese tiempo yo escribí, que pensaba, que mínimo, mínimo, mínimo; porque yo salí antes de que, ni siquiera la mayoría de la gente había salido; mínimo, mínimo, mínimo muertos en el mismo instante del ataque, los primeros 4 días de morterillazo y de bombardeo y luego el masacre de Santa Cruz, como mínimo, mínimo, mínimo 50 en ese tiempo, pero había más de 200 personas desaparecidas todavía…

-Había por lo menos 100 o 200 personas que habían tomado otros rumbos, esa gente a veces salía de refugiados dos meses más tarde, más flacos. Mucha de esa gente también fue agarrada por el ejército. Y habían mujeres y niños que se quedaron, que no pudieron seguir, que fueron atrapados por el ejercito y llevaron a los niños secuestrados a refugios de niños y algunos fueron adoptados.

¿Qué significa venir ahora a Santa Marta?

Es una alegría, es muy bonito. Ha crecido mucho desde 2002, se ve que habido un progreso bastante…. Siempre uno tiene miedo por lo que ha pasado en otras comunidades…

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