Señor presidente.

Su visita a la comunidad Santa Marta este 28 de julio además de histórica tiene una alta dosis de expectativa y esperanza para sus pobladores, una comunidad desbastada por la pasada guerra civil, exiliada en Mesa Grande Honduras en 1981 por más de 6 años y refundada el 10 de octubre de 1987 con el primero de 4 retornos, algo que usted conoció.

Usted es el primer Jefe de Estado en visitar Santa Marta, que como excomandante guerrillero forja un vínculo histórico con esta comunidad que perdió cientos de sus mejores hijos, entre combatientes de la causa revolucionaria y población civil.

En las difíciles condiciones después de la firma de la paz en 1992, reconstruir Santa Marta y alcanzar modestos progresos en rubros como salud, educación, infraestructura y lo social muestran que se puede salir adelante siempre que se luche con empeño meridiano.

La fe de nuestra gente en el partido es enorme y créame cuando le digo enorme. En 2009 cuando el triunfo del presidente Funes, esa noche nuestros adultos, excombatientes y la juventud que había estado en el EPEL derramaron sus lágrimas de alegría desbordada.

El mismo hecho se repitió en 2014 cuando repetimos la victoria presidencial con usted al frente. En esa ocasión los resultados de Santa Marta fueron de los últimos que se ingresaron al sistema, pasada las ocho de la noche por un fallo en la transmisión de los datos al TSE, lo que disparó las alarmas. Pero gracias a ese error se puso de manifiesto nuestra modesta contribución unísona, pues el margen era tan estrecho que los más de mil doscientos votos de Santa Marta dieron un aliento de vida al triunfo.

El 4 de marzo presidente, el día que el partido sufrió su peor retroceso en las urnas, Santa Marta ratificó una contundente victoria, y mientras el promedio de participación a nivel nacional también cayó, la comunidad Santa Marta lo mantuvo casi intacto.

Los pobladores del cantón Santa Marta (El Zapote, Valle Nuevo, Santa Marta, El Rodeo y San Felipe) han esperado con paciencia y determinación una mayor atención.

Luego de su visita presidente, queda lo fundamental, atender sus demandas planteadas, que su llegada también pase a la historia por sus buenas obras y los compromisos cumplidos. Esto sería el mejor acto de justicia para esta población campesina y luchadora.

Las necesidades expuestas por los habitantes de esta comunidad histórica están al alcance del Estado salvadoreño resolver (en lo que resta de su gobierno) y resarcir en alguna medida el abandono que por años vivió por los gobiernos locales y centrales de derecha.

Fraternalmente.

Leo.

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