Ramiro Laínez

El proceso de las elecciones legislativas y municipales del 4 de marzo del 2018, han sido seguidas por los partidos políticos, observadores internacionales, medios de comunicación, instituciones e intelectuales, quienes han vertido juicios de valor en todos los niveles sobre los resultados; pero en esta ocasión se hará una aproximación al tema desde una mirada un poco más técnica que ideológica y a continuación se presentan las siguientes ilustraciones para comprender de mejor manera los resultados.

Periodista y Master en Ciencias Políticas
   
ARENA 37
FMLN 23
GANA 10
PCN 9
PDC 3
CD 1
Candidato Independiente 1
ARENA 137
FMLN 67
GANA 26
PCN 25
PDC 4
PSD 1
FPS 1

 Fuente: Elaboración propia a base de información del escrutinio final

 

 Partiendo de esta realidad, se habla de voto de castigo para el partido FMLN, pero estas expresiones parten del sentimiento de los analistas políticos que resaltan la perdida de diputados y del descenso que se ha tenido de un aproximado de 370 mil votos entre el 2015 y 2018, lo grave es que este sentimiento, el partido de izquierda lo ha asumido verbal y públicamente y pareciera que se ha entendido que es voto de castigo y que por eso entraran en una profunda reflexión en donde buscaran más contacto con sus militantes y voces amigas para llevar a cabo los cambios necesarios para no volverse a equivocar.

Parafraseando al politólogo Álvaro Artiga, “esta valoración es una hipótesis interesante”, aunque esta lectura de voto de castigo, se puede ver de manera maliciosa desde las ciencias políticas, cuando se habla de este voto de castigo, porque se puede hablar en la misma terminología, pero de diferentes cosas, es decir, aunque la mayoría habla de voto de castigo, pero no es suficiente hacer una lectura en este nivel porque las elecciones legislativas y municipales no son suficientes para llegar a esta conclusión.

Técnicamente un voto de castigo, supone el desarrollo de dos o tres elecciones consecutivas, sin embargo, para una comprensión más sencilla, se mencionaran las próximas elecciones presidenciales que se desarrollaran el 3 de febrero del 2019; este acontecimiento dará respuesta a la conjetura de la que hemos venido hablando, hasta entonces, se puede concluir si es o no un voto de castigo, es decir, si los aproximados 370 mil personas que no votaron al FMLN en las pasadas elecciones, no le vuelven a votar, entonces si se puede afirmar que es un voto de castigo, si esto no sucede, solo se puede decir que es un llamado de atención sin romper la relación entre el FMLN y su base y que se sigue creyendo en el proyecto político.

Partiendo de esta idea, el FMLN tiene el reto más grande de su historia, porque solo tiene aproximadamente 10 meses para realinear a sus seguidores y recuperar los votos necesarios para mantenerse en el ejecutivo, si se logra, se tendrá que hacer uso de una estrategia política capaz de persuadir a los políticos dentro de la nueva correlación de fuerzas del congreso salvadoreño, porque a partir del 1 de mayo, el frente pierde la llave de la mayoría calificada y lo más grave de todo es que casi perdería la posibilidad de que sea considerado en una mayoría simple, es decir, puede pasar a la irrelevancia política en términos de decisión en la asamblea.

Entonces ¿Cuáles serán las implicaciones de esta nueva composición de la Asamblea Legislativa para el control político en El Salvador?. Los crisoles que sostienen al FMLN están, solo hay que ser creativos, coherentes en teoría y práctica para reactivar y articular el proyecto político que históricamente ha inspirado a sus bases, de lo contrario se pasará a ser una oposición con pocas posibilidades de volver a gobernar país.

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