Por Veniero Giaggio
Miembro activo del Comité de Solidaridad con Cuba de Antiguo Cuscatlán y del Movimiento Salvadoreño de Solidaridad con Cuba (MSSC), escrito el 24 de febrero de 2017.

Entre quienes fomentamos la solidaridad con la Revolución Cubana, tenemos 2 distintas “visiones”.

Algunos pensamos que las iniciativas públicas de solidaridad con Cuba tengan que ser promovidas por los grupos de ciudadanos (Comités) quienes, en cualquier municipio, universidad o grande centro de trabajo, estén organizados para hacer algo, en defensa de la Revolución Cubana. Sin esperar que una “dirección nacional” les solicite qué hacer.

Otros piensan que sea más prudente y más efectivo que exista un Organismo central apto a reunir los difundidos sentimientos de solidaridad con el pueblo cubano y su gobierno, y proponga las oportunas iniciativas.

En El Salvador, ya son más de diez años que las dos “visiones” conviven, pero “chocan”. Hay Comités más acostumbrados a la primera y Comités más propensos a la segunda. Hasta, en un mismo Comité pueden haber algunos miembros activos que se mueven con la primera “visión” y otros con la segunda.

Los primeros, pensamos que sea útil una coordinación entre los varios Comités de Solidaridad con Cuba, conformada por representantes de los Comités: sirve para socializar las experiencias y apoyar a los Comités que lo necesiten. Pero tal coordinación no tiene que “mandar”, sobre la voluntad de los Comités.

Los segundos, piensan que sea suficiente un pequeño “grupo de mando”, que transmita a los Comités las propuestas nacionales de iniciativas, para que los Comités aporten la necesaria asistencia.

Los primeros, deseamos la “proliferación” de los Comités: si tuviéramos un centenar en el país, aún si cada uno realizara anualmente solamente una iniciativa pública, resultarían 100 iniciativas de solidaridad con Cuba en El Salvador, cada año.

Los segundos, objetan que las iniciativas públicas, organizadas centralmente, tienen más “impacto” que las pequeñas locales. Por lo tanto, no consideran importante la existencia de muchos Comités.

En ocasión de iniciativas nacionales, los primeros queremos que sean fruto de acuerdos entre varios Comités, y que en ellas se oigan bien las voces de los Comités.

Los segundos, solamente llaman a los Comités para que la iniciativa nacional tenga asistencia numerosa.

Nosotros, del Comité de Solidaridad con Cuba de Antiguo Cuscatlán, pensamos que sea necesario, por el buen desarrollo de la solidaridad con Cuba, que esas dos “visiones” logren aclarecerse y complementarse. Hay que saber trabajar en ambos sentidos, sin desvirtuar ni la una ni la otra “visión”.

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