Por Merlin Velis | Abriendo Brecha.

Nahuizalco es un pueblo en el occidente del país marcado por sus tradiciones y ancestros, pero también por acontecimiento terribles como la masacre de indígenas en 1932, época de extremas dictaduras militares en El Salvador y en el resto de la región Latinoamericana.

En la lengua náhuatl, Nahuizalco significa: “Cuatro Veces Despierto”, nombre al que hacen honor los herederos y herederas de los pueblos originarios, quienes, a pesar de la aniquilación de sus antepasados, siguen luchando por revitalizar la cosmovisión, identidad y cultura indígena.

Uno de los principales frentes de lucha son los boques y los ríos, la “Madre Tierra” como la llama Silverio Morales, líder del Movimiento Unificador Indígena de Nahuizalco, quien trabaja por la organización de Consejos Indígenas en los 15 cantones del municipio.

Para el Movimiento es preocupante que, siendo Sonsonate un departamento con patrimonio cultural, reservas naturales e importantes ríos, empresas actúen al margen de la ley, aniquilando bosques, manglares, destruyendo patrimonio cultural para construcción de proyectos urbanísticos, y vertiendo sus desechos y contaminantes a los cauces de ríos.

“Lo que está pasando especialmente en Nahulingo es la contaminación del Rio Ceniza, por la empresa constructora Fénix, no solamente es un río, es un gran río que beneficia muchas comunidades, por eso se necesita protegerlo y sanearlo para que de esa forma no se contaminen los hermanos que viven más abajo, especialmente el Ministerio de Medio Ambiente debe tomar en cuenta que son seres vivos”.

Otro río importante para las comunidades de occidente es el Rio Sensunapán donde están construidas seis represas, asimismo, el río San Antonio del Monte que recorre Nahuizalco y que más arriba se conoce como Río de los Milagros “antes realmente surgían los milagros ahí, una persona llegaba enferma y se metía en ese río salía sano, hoy está contaminado porque están vertiendo las aguas negras de una colonia de San Antonio del Monte”.

Las sombras del etnocidio

Silverio es un líder con convicción organizativa y empoderado de su identidad indígena, carga siempre consigo, una cebadera llena plantas medicinales y coloridas semillas nativas que el mismo cultiva de manera orgánica.

Está consiente que su activismo puede traer consecuencias negativas como en el pasado, “a veces nosotros somos amenazados por el trabajo que llevamos, sin embargo, nosotros estamos dispuestos a hacer alianzas con las demás organizaciones para de esta forma tener fuerza y no estar solos”.

En la dinámica organizativa está presente y sigue calando en la memoria colectiva, la matanza de más de 30 mil campesinos e indígenas, “sigue afectando bastante por el temor de aquel tiempo, muchas personas, aunque sean indígenas no se identifican como indígenas”.

De hecho, afirma que “en Nahuilingo era un sitio sagrado donde era el cuartel de armamento de los indígenas, pero lastimosamente a todos los mataron, prácticamente no quedó nadie, muchas personas no se suman a la organización porque el Alcalde los tiene atemorizados por unas pequeñas ayudan que les da y las persona no acuden a los llamados que se les hace para organizarnos”.

Silverio está convencido que, a pesar de todas las dificultades, “solamente la organización nos da la fuerza; al sistema (capitalista) le conviene que estemos divididos, porque como bien dice el dicho: divide y vencerás”, concluyó.

 

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