Redacción Abriendo Brecha
Su reconocida voz de denuncia se hacía eco a través de un megáfono, mientras pobladores de la comunidad Santa Marta realizaban peregrinación -vía crucis de cuaresma- este viernes 24 de marzo desde el caserío El Rodeo a la Plaza Central, donde realizaron una eucaristía en memoria del Obispo Mártir, Oscar Arnulfo Romero, oficiada por el obispo Luis Alberto Quintanilla en casa de Francisco Hernández, a un costado de la Plaza.
Las catorce estaciones del vía crucis fueron acompañadas de reflexiones y ofrendas, cantos alusivos al beato y los fragmentos de sus homilías que se hacían escuchar, referidas a la violencia, a los medios de comunicación, la conversión de la iglesia, la persecución de la iglesia, la riqueza y la pobreza, la extrema derecha.
Al iniciar la noche varios pobladores salieron de sus casas para presenciar la proyección de documentales sobre la vida y labor pastoral del Padre Rutilio Grande y Monseñor Romero que invitaban a reflexionar y comprometerse.
Para Monseñor Romero, voz de los sin voz, la homilía de fuego, como es conocido el sermón del 23 de marzo en Catedral, un día antes de su asesinato, fue su sentencia de muerte por la oligarquía y los escuadrones de la muerte.
Mons. Romero fue asesinado por un franco tirador contratado por el Mayor Roberto D’Aubuisson el lunes 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la misa en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, alcanzado por una bala calibre 22 en el tórax.
Murió aproximadamente a las 6:30 de la tarde y fue enterrado en catedral el 30 de marzo. La demencia asesina de una oligarquía, atrincherada en la Fuerza Armada y los cuerpos de seguridad, no permitió ni siquiera que el pueblo pudiera despedir en paz a sus pastor, amigo y profeta1.
Al cumplirse treinta y siete años de su martirio, comunidades como Santa Marta no olvidan a quien consagró su vida a la causa de los pobres y por ello, lo consagraron santo antes de cualquier reconocimiento formal de la iglesia.
1 Romero: “Cese a la Represión” 1977 – 1980. Equipo Maíz.
