Por Leonel H. Rivas

Luego de conocer la noticia que la Sala había derogado la Amnistía General de 1993, mi primera impresión fue de asombro, no creí que fueran a tomar tal acuerdo, ya que no creo que las sentencias de la sala estén equilibradas con imparcialidad y soy de los que piensan que en la Sala hay gato encerrado, que sus sentencias están pensadas para afectar al gobierno más que para ayudar al país.

Basta notar que el 13 de julio la Sala de lo Constitucional comunicó tres importantes decisiones: 1. Declara inconstitucional el decreto de los novecientos millones de dólares. La sentencia fue firmada por: Florentín Meléndez, Belarmino Jaime, Sidney Blanco y Eliseo Ortiz. 2. Declara inconstitucional la Ley de Amnistía, firmada por los magistrados: Florentín Meléndez, Sidney Blanco, Rodolfo González y Eliseo Ortiz. El magistrado Belarmino Jaime formula su voto disidente. 3. Ese mismo día la Sala admite la solicitud que se declare inconstitucional el Decreto Ejecutivo n° 39 y deja sin efecto la entrada en vigencia ese 15 de julio el incremento del 13% a la energía eléctrica, que significaba 1 centavo de dólar por kilovatio hora (KWh) y que no afectaría según el gobierno a más de un millón de hogares, un 70% de los mismos, quienes mes a mes reciben el subsidio del gobierno al consumir menos de 99 KWh. La resolución de admisión fue firmada por unanimidad por Florentín Meléndez, Belarmino Jaime, Sidney Blanco, Rodolfo González y Eliseo Ortiz. ¿Por qué el magistrado Belarmino Jaime formula su voto disidente a la hora de derogar la Ley de Amnistía, pero en el resto está de acuerdo?

Sea cual sea la motivación de la Sala, esa sentencia era algo que esperaban las víctimas y los familiares de las víctimas por los horrendos crímenes silenciados en forma grotesca con esta ley infame, no contemplada en los Acuerdos de Paz ni en la Ley de Reconciliación Nacional, y sin embargo aprobada aposta con el único afán de encubrir a los señalados en el Informe de la Comisión de la Verdad.

Como claramente lo señala el alcalde de San Salvador, Nayib Bukeli “las organizaciones de izquierda, el FMLN, ONG’s, organismos internacionales y muchos en la sociedad civil demandamos que se derogara la Ley de Amnistía, y que se pudiera hacer justicia sobre los miles de muertos, desaparecidos y los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el conflicto armado.

Ahora, luego de 24 años de lucha post Acuerdos de Paz y de la congruente Ley de Reconciliación Nacional, y 23 años después de aprobada la infame y famosa Ley de Amnistía, por fin, se logra uno de los motivos por los que siempre luchamos: que se haga justicia y que se sepa la verdad.

Sin embargo, parece que muchos de los que clamaban por la derogación de la Ley de Amnistía, ahora protestan la sentencia que hace precisamente eso. ¿Tiene esto alguna lógica, coherencia o sentido común? La respuesta es obvia: No”, definitivamente: No.

La derogación de la amnistía ha sido un gran golpe a la impunidad en El Salvador, algo que debía pasar, aunque no guste a muchos y de miedo a otros por lo pueda desencadenar, pero ese es el costo de haber aprobado y prolongado ese manto de impunidad por 23 años.  
La intención no la conocemos, es verdad, pero en todo caso se necesitaba, porque no se puede superar un capitulo tan doloroso de la Historia Nacional con una ley impuesta al pueblo y a las víctimas sin ninguna consideración. La mayor parte del pueblo salvadoreño fue afectado por la guerra en distintas formas, pero las víctimas de la violencia desenfrenada no son daños colaterales ni la generalidad de los afectados, por ello no pueden reducirse a un simple borrón y cuenta nueva.  

Quienes por 23 años hemos exigido que esta amnistía sea anulada, con la idea que no hallan impedimentos legales para conocer la verdad y la justicia en el país, tienen hoy una gran oportunidad que debe aprovecharse al máximo, el país entero debe sacar lecciones para el presente y el futuro.  

Hay incertidumbre en algunos sectores, pero como país hemos ganado, ya que la amnistía era un manto de impunidad con el cual se encubría lo peor de la guerra. Habría sido peor una sentencia contraria a esa deuda histórica con las víctimas del conflicto, que después de todo, han sido las más afectadas y olvidadas.
 
De lo que pueda ocurrir en adelante no tengo idea. Así como hemos visto actuar a la Sala cualquier cosa puede ocurrir, hasta tumbar al presidente y al gobierno. Hay quienes ven en esto la principal amenaza, ya que la posibilidad es grande y real, pero no por ello vamos ahora a renunciar en lo que siempre hemos creído y defendido.
 
Que nadie se confíe que la derecha es astuta y traicionera, tiene recursos y sabe perfectamente las mañas del sistema que saben explotar y sacar el mejor provecho.
 
No sería nada justo que los beneficiados con la derogación de la Amnistía fueran una vez más los mismos que promovieron y financiaron la matanza.  

Está abierta la puerta, hay que entrar y descubrir hacia donde nos conduce con la esperanza de superar una etapa reciente y dolorosa de la Nación, por el bien de las nuevas generaciones.

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