Por Abriendo Brecha

Con una procesión de farolitos que inicia a las 6:00 de la tarde en la colonia Las Vegas hasta la Plaza Central, este domingo 18 de marzo pobladores de la comunidad Santa Marta van a conmemorar 37 años de la masacre campesina de marzo de 1981. En la plaza continuará una ceremonia solemne y acto cultural en memoria a los mártires.

El operativo militar tierra arrasada empezó la madrugada del 15 de marzo de 1981 dirigido por el teniente coronel Sigifredo Ochoa Pérez al frente del Segundo Destacamento Militar de Sensuntepeque, con refuerzos provenientes de otros destacamentos y de la Fuerza Aérea, obligó a unas 7 mil 500 personas a cruzar la frontera de El Salvador con Honduras, dejando a su paso decenas de muertos los días 17, 18 y 19 de marzo.

Documentos desclasificados del gobierno de los EEUU revelan “información sobre esta masacre” y “revelan una preocupante autocomplacencia frente a la evidencia de matanzas de civiles, intencionales y de gran escala, por parte de agentes de contrainsurgencia” 1, señaló el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington (UWCHR) al publicar en marzo del año 2015 documentos a los que tuvo acceso.

El UWCHR deja claro que “los oficiales estadounidenses estaban enterados de la matanza de civiles en el río Lempa ejecutada por las fuerzas del estado; no estuvieron en desacuerdo con los hechos reportados por periodistas y grupos de derechos humanos, ni disputaron la responsabilidad de las fuerzas salvadoreñas por estas muertes. Sin embargo, sí objetaron al uso del término "masacre" para describirlas”.

En el sitio de la masacre conocido como Piedras Coloradas en las riberas del río Lempa, caserío San Jorge, cantón San Antonio se inauguró el año pasado un memorial a los mártires. Esta obra es un primer intento por dar identidad y reconocimiento al lugar de gran valor histórico para la comunidad Santa Marta y el país.

Los hechos de marzo son inolvidables en el imaginario colectivo de los pobladores de Santa Marta, que al cumplir 37 años continúan exigiendo verdad y justicia.

Hasta ahora nadie ha sido juzgado por los crímenes cometidos contra esta población campesina y las heridas siguen presente en la vida y memoria de aquellos que sobrevivieron a la política de exterminio del Estado salvadoreño contra poblaciones campesinas enteras.

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