Poema dedicado a la comunidad Santa Marta y los caídos en la Guinda y la masacre campesina del 17 y 18 de marzo de 1981

Dotada de belleza tan natural, por tus tierras hay más que minerales, materia orgánica y aire, mi cuna está llena de un tejido conectivo, liquido rojo al que llamamos sangre.

Cabezas ya casi todas teñidas del blanco de sus años, donde habitan memorias de una historia dura, necesaria y donde aún está el espíritu imbatible de guerreros y guerreras de la historia.

Elevo hasta el infinito mi amor por tú esencia, por tu significado, por tú lucha incansable y por tus buenos hijos.

Mi tierra, hoy todos los corazones aun latientes de tus hijos lloran a tus muertos que son nuestros también.

Podré salir de tú cobijo, podré alejarme de tú calor de madre, podré distanciarme y podré aprender a vivir lejos de tú latido…PERO TÚ, no sales de mí, porque yo te pertenezco y moriré de cara al sol antes que traicionarte a ti y a toda tu gente.

¡VIVAN LOS MÁRTIRES Y LOS SOBREVIVIENTES DEL 18 DE MARZO DE 1981!

Verónica Oneyda, González Escalante

18 de marzo de 2020.

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