Muy queridos hermanos y hermanas:

Antes que nada, quisiera felicitar a los organizadores de este evento conmemorativo tan llenos de signos y de reflexión, démosle un aplauso.

También démosle un aplauso a todos los sacerdotes ministros y dirigentes de organizaciones que han participado en esta caminata

Nosotros como Iglesia del Magníficat nos sentimos muy emocionados porque para nosotros cada año al venir a estas conmemoraciones no es un simple participar de una ceremonia, de un rito o de acto religioso, para nosotros es un compromiso, es un revivir nuestro pacto de sangre con nuestro pueblo.

Como iglesia no solo estamos en un 18 de marzo. Estamos en el pensar, sentir y caminar de este pueblo. Desde inicio de año conmemoramos al Padre Octavio Ortiz Luna el 20 de enero. Somos parte de la comunidad que no olvida a sus mártires como el Padre Marcial Serrano, Rafael Palacios, Alirio Napoleón Macías, Cosme Spesotto, sacerdotes que sirvieron a esta diócesis y al seminarista Othmaro Cáceres primo del señor Arzobispo José Luis Escobar.

Y Como no tener presente a nuestro catequista Venancio Cuellar asesinado en Azacualpa junto con Cándido Jovel o a Ida Escalante catequista de 15 años, acusada de comunista por el mismo obispo Pedro Arnoldo Aparicio y posteriormente violada y asesinada.

Somos gente consciente, organizada y comprometida con la realidad de nuestro país que no ha olvidado las humillaciones, persecuciones y amenazas recibidas antes, durante y después de la guerra. Somos la iglesia que acompaña y se solidariza con Digna Recinos, Juana Laínez sobrevivientes de la masacre de Los Planes, El Picacho y La Pinte. Que ora y abraza con afecto a niña María Julia Ayala, María Orbelina López, Dora Avilés, Dina Cabrera, Paz Chicas, Mercedes Méndez y otras y otros tantos sobrevivientes de la masacre de Santa Cruz. Somos la iglesia que recoge la cuota de sangre aportada por la comunidad en noviembre del 89 en la ofensiva hasta el tope.

Y a pesar de los golpes que asestó a nuestras vidas el ingenio del odio persiguiendo un destino, todavía cantamos.

Por esa razón aunque en algún momento nos han discriminado como cuando acompañados por la Hna María Antonia o por nuestro hermano Sean no se nos permitía cantar la misa campesina, y se nos trataba de comunistas, subversivos, ateos y rebeldes, siempre hemos mantenido viva la memoria histórica, para nosotros Marzo es emblemático, recordamos el día internacional de la mujer, a nuestra Berta Cáceres, el aniversario del Padre Rutilio Grande, la guinda y masacre del rio lempa, el aniversario de San Romero, el testimonio de Rufina Amaya, sobreviviente de la masacre del mozote y el de la Dra. María Julia Hernández directora de lo que fue Tutela Legal del Arzobispado.

El testimonio de nuestros héroes y mártires es lo que nos mantiene en pie de lucha, no podemos olvidar cuando después de haber repoblado Santa marta acudimos a pedir ayuda a la curia diocesana y fuimos rechazados por ser considerados guerrilleros, pero bueno nos dieron 5 colones para un café, mientras que las Iglesia Menonitas, Unitarias, Presbiterianas, Anglicanas y luteranas fueron un gran apoyo y hasta ahora nos siguen mostrando su solidaridad; solo para conocimiento de algunos, cuando venían alimentos a nuestra comunidad el ejército detuvo los camiones y nosotros nos encaminamos a protestar a Victoria y luego a Sensuntepeque, se vino a una enorme tormenta y buscamos refugio en la parroquia Santa Bárbara y de ahí fuimos desalojados.

Esta es nuestra realidad, esto es lo que recordamos, esto es lo que hemos vivido y que ahora conmemoramos.

Como Iglesia del Magníficat, decíamos al inicio, esta conmemoración no es una simple ceremonia o acto religioso. Del Padre Rutilio Grande aprendimos a no vivir una religión cuetona, respetamos que algunos quieran vivir una religiosidad de 25 de cada mes a un niño rosadito y cachetón, pero nosotros creemos que Jesús de Nazaret es aquel que se camina y lucha con su pueblo.

Por eso no podemos olvidar la lucha heroica de nuestra Santa marta por la exigencia de una ley que prohíbe la minería metálica en nuestro país, una ley general de aguas, y una legislación que regule nuestra soberanía alimentaria.

Por esta razón en esta conmemoración no podemos olvidar a nuestros hermanos y compañeros de Santa Marta y ADES que han sido detenidos arbitrariamente; por lo que nuestro grito de libertad seguirá resonando en cada actividad hasta que veamos a Miguel Ángel Gámez, Alejandro Laínez García y Pedro Antonio Rivas, miembros de Santa Marta; a Teodoro Antonio Pacheco (nuestro chico montes), y Saúl Agustín Rivas, libres y sobreseídos de esos cargos.

Como Iglesia venimos a ratificar nuestro pacto de sangre y a decir que Santa Marta no está sola.

Libertad para nuestros compañeros detenidos… Libertad

Libertad para Miguel Ángel Gámez…

Libertad para Alejandro Laínez García…

Libertad para Pedro Antonio Rivas…

Libertad para Antonio Pacheco…

Libertad para Saúl Agustín Rivas…

A ellos y a nuestros mártires les decimos:

Aquí estamos… porque no los olvidamos

Compañeros caídos en la lucha….

Por nuestros caídos…

 

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