Por Vilma Laínez / Alharaca

“Defender el voto” es una frase que puede evocar en algunos una pelea en un centro de votación, o alguien cuidando una urna. Para este grupo de siete mujeres, defender el voto también es levantarse de madrugada para cocinar. Justo eso es lo que hicieron el pasado 28 de febrero al cocinar como parte de las complejas logísticas que suceden en todo el país en una larga jornada de un día de elecciones. Llevan una década organizadas en Santa Marta, en el municipio de Victoria (Cabañas), para participar en las elecciones. Aseguran que las motiva la memoria histórica que marca la identidad de esta comunidad y la esperanza de que gane el candidato o candidata de su preferencia. Llevan años “defendiendo el voto” de muchas formas: en las urnas, acompañando a las personas de la tercera edad o con discapacidad a votar, cocinando.

Una de ellas, Digna Recinos, 53 años, madre de cinco hijas y dos hijos, inició ese día acompañada por el canto de los gallos y la canción “Plegaria a un labrador”, del cantautor chileno Víctor Jara.

Leticia Membreño, Alba Laínez, Domitila Gámez, Clara Torres, Sonia Gámez y Paula Guevara con un rango de edad de 45 a 55 años, son las otras mujeres que forman parte de un colectivo que, desde las elecciones presidenciales de 2009, participan en la logística de cada proceso electoral. Se activan como colectivo para las elecciones, aunque muchas de ellas están organizadas y coinciden en otros espacios comunitarios. Son también las que hacen la comida para el Ejército Político Electoral (EPEL) del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN): las bases que defienden los intereses del partido de izquierda en cada contienda electoral. Aunque cocinan para ellos, no son parte del EPEL. La sección de Santa Marta es la que asume la logística por parte del partido FMLN en las elecciones en todo el municipio. Jóvenes, mujeres y hombres son distribuidos en los 8 centros de votación con los que cuenta Victoria. Para este año, el candidato a alcalde del partido de izquierda era un joven de Santa Marta y la mayoría de las personas que integraban el concejo municipal también eran de esta comunidad.

Estas siete mujeres adultas, al igual que otras, participan de forma tan directa en las elecciones porque vivieron el conflicto armado. Muchas de ellas tienen familiares que fueron asesinados e, incluso, estuvieron involucradas directamente en la guerra, como combatientes o como partes logísticas de la ex guerrilla.

Digna Recinos es una de esas mujeres. Durante el conflicto armado, de 1982 a 1992, asegura que curó heridos de balas, cocinó para la ex guerrilla y también fue radista, es decir, se encargaba de llevar las comunicaciones de la guerrilla en Chalatenango, Cuscatlán, El Paisnal, en San Salvador y en Santa Marta departamento de Cabañas donde estuvo delegada.

Santa Marta tiene actualmente una población aproximada de 2 mil 725 personas. En marzo de 1981, sin embargo, quedó casi desierta. Sus habitantes tuvieron que huir a Honduras debido a la persecución militar, ya que fue una de las zonas donde el ejército lanzó el plan que luego se conoció como de “tierra arrasada”.

El Informe de la Comisión de la Verdad dedica no más de tres líneas a la masacre conocida como del Río Lempa o la Guinda del 18 de marzo, en la cual “oficialmente” unas 200 personas fueron asesinadas o desaparecidas de Santa Marta y otras comunidades aledañas. Los testimonios de sobrevivientes dan cuenta, no obstante, de hasta 400 víctimas mortales. Además, hubo otras 7 masacres durante la guerra allí, según registros del Comité de Memoria Histórica de esta comunidad.

En el caso de Digna, desde la cocina participa políticamente, y ha incidido de esta manera desde hace 40 años, en el período del conflicto armado. “Desde que empezó la guerra en los años 80, que mataron a mis hermanas, ya me había involucrado. Estaba cipota, pero ya hacíamos comida con mi mamá para un batallón… Allá era más peligroso porque todo era clandestino”, expresó Digna.

En la guerra a Digna le mataron a tres hermanas y a un hermano. Su papá y otro hermano resultaron lisiados, y una de sus hermanas padece trastornos mentales a causa del conflicto armado.

A partir de 1987, los refugiados y refugiadas salvadoreñas que habían permanecido en Honduras comenzaron un lento retorno. Santa Marta ahora es conocida como una comunidad “repoblada”, al igual que Guarjila en Chalatenango; Segundo Montes, en Morazán; el Papaturro, en Cuscatlán; y Huisisilapa, en La Libertad.

Para Digna, la memoria de sus familiares es una de las principales razones que impulsan su trabajo comunitario. Es parte de al menos cinco espacios de organización; entre ellos, la Asociación de Mujeres de Santa Marta, de la cual es socia desde que se fundó en 2009. Además, juega fútbol, hace danza, canta en el coro de la iglesia y es parte del grupo de teatro que promueve el rescate de la memoria histórica.

“Me gusta apoyar en todo lo que me digan. Me dicen las bichas (sus hijas): ‘mi mamá no se aburre andar en la calle’. Es que me siento bien, les digo. Aquí en la casa me enfermo”, añade.

Es por eso que, en cada proceso electoral, Digna no duda en participar. El día de las elecciones, Digna caminó hacia la casa de Leticia Membreño en la madrugada, un trayecto de 10 a 15 minutos a pie, donde se reuniría con el resto de mujeres que tenían la misión de alimentar a más de 70 personas del FMLN, distribuidas en los centros de votación de San Antonio, San Pedro, El Palomar y Santa Marta.A las 3:30 de la madrugada, mientras preparaba el café sobre la cocina artesanal con leña, Digna expresó: “Siento que, si no me involucro en el tiempo de las elecciones, no valgo nada”.

Santa Marta es parte de los 11 cantones que tiene el municipio de Victoria, en el departamento de Cabañas. El municipio limita por la zona norte (Nombre de Jesús) de Chalatenango y Honduras. Está conectado por la carretera pavimentada con Sensuntepeque, la cabecera departamental. Según la alcaldía, el 13 % de la población de Victoria es urbana y el 87 % es rural.

Para las elecciones, según datos del padrón electoral, se esperaban 11 mil 627 votantes en todo el municipio.

Los puestos legislativos en Cabañas, departamento al que le corresponden 3 escaños en la Asamblea Legislativa, fueron ganados por la coalición de Nuevas Ideas-GANA y Arena, 2 y 1 respectivamente. 6 de las 9 alcaldías las ganó el partido de Nuevas Ideas; la cabecera departamental se la llevó el partido GANA, y luego el PCN y Arena se llevaron tan solo una municipalidad. Actualmente, 7 de esas 9 alcaldías son lideradas por Arena, y las 2 restantes por el FMLN.

“Nosotros no hemos perdido nada, porque el FMLN nunca ha tenido la alcaldía”, expresó Digna al final del domingo. Escuchaba atenta los primeros reportes que se transmitían en la radio local, Radio Victoria. El FMLN había perdido las elecciones. La alcaldía esta vez fue ganada por la candidata de Nuevas Ideas, Irma Morales con 2,930 votos. El FMLN, su partido, quedó en tercer lugar con 1,435 votos, 11 menos que ARENA, que quedó segundo con 1,446.

Santa Marta representa el segundo centro de votación más grande del municipio, después del casco urbano. Acá se esperaban 1,851 votantes, sin embargo, solo 1,065 personas acudieron a emitir el sufragio: muchas de las personas que aparecen en el padrón han migrado a Estados Unidos. Otras murieron. Del total de personas que votaron en esta comunidad para las elecciones municipales, el FMLN obtuvo 950 votos, Nuevas Ideas 78, ARENA 26 y el PCN 11. El FMLN Ganó también en el caserío San Felipe, que también es parte de Santa Marta. En el resto de cantones y en el casco urbano, el FMLN perdió. Un inesperado bastión del partido de izquierda en medio de un ventarrón que lo ha reducido a la irrelevancia legislativa.

Dicho de otra manera: el grueso de votos obtenido por el FMLN provino de Santa Marta. De esa comunidad de ex desplazados.

“Me doliera más que perdiera Santa Marta” externó Digna, para quien no todo está perdido mientras en la comunidad sus habitantes sigan fiel a sus principios históricos.

La única vez que el FMLN ha ganado la alcaldía de Victoria fue en 1997. A la salida de esa gestión, desde 2000, el partido ARENA y el actual alcalde, Juan Antonio Ramos, se ha mantenido en el poder.

El FMLN siempre ha sido débil políticamente en el departamento de Cabañas. El municipio de Cinquera y la comunidad de Santa Marta, en Victoria, han sido sus únicos bastiones fuertes. Esta vez, el FMLN también perdió la alcaldía de Cinquera ante el partido Nuevas Ideas.

“Algún día vamos a ganar”, dijo Alba Laínez, mientras viajaba desde Santa Marta a San Antonio con otras cuatro mujeres del colectivo a dejar la comida al personal del FMLN distribuido en los centros de votación de los cantones San Antonio, San Pedro y El Palomar. Alba también es de la Asociación de Mujeres de Santa Marta y en la guerra, también combatió con la guerrilla. Al igual que Digna, participa en el coro de la iglesia, en el grupo de danza y teatro de la comunidad. “A mí siempre que me dicen que apoye, apoyo al partido, porque es con quien me identifico”, dijo.

Clara Torres, otra activista, aseguró que el trabajo lo hace de forma voluntaria, como un aporte que dan las mujeres a la comunidad. En ese trayecto, de casi dos horas a los cantones, que hicieron para repartir el desayuno, las mujeres hablaron de relaciones tóxicas de pareja y cómo lograron salir de ellas; de sus enfermedades y, sobre todo, de sus esperanzas. Se reían y hasta Digna comentó, “tanto que hemos andado apoyando las elecciones, que algunos hombres nos dicen, ‘a esas viejas deberían de darles trabajo en la alcaldía si llegara a ganar el FMLN’”. Todas se rieron.

Para las elecciones en Santa Marta, las mujeres son las que más suelen colaborar, aseguró Leticia, quien es de la junta directiva de la Asociación de Mujeres de Santa Marta; y también ha sido parte de la Cooperativa Nueva Heroica de Santa Marta y de la Asociación de Desarrollo.

“Desde hace varios años he participado en la defensa del voto, pero este año decidimos participar aquí en la comida. De todas maneras, siempre se va a colaborar, ya sea de una manera u otra”, dijo Leticia, cuya casa se convirtió en el comedor comunitario del FMLN para estas elecciones.

Los partidos políticos suelen contratar a personal para que cocinen el día de las elecciones. Estas mujeres lo hacen de forma voluntaria y algunas hasta donan parte de los alimentos que cocinan.

En la casa donde se cocinaba estaban Alba, Domitila, Clara, Sonia, Leticia, y Paula. Algunas habían llegado a la 1 de la mañana. Se hacían bromas y cada una contaba cómo había hecho para poder llegar temprano. Leticia les daba las indicaciones sobre el tipo de comida y refrigerio que tenían que preparar.

“Hacemos comida para el centro de votación de San Antonio, San Pedro y el Palomar. Y para alguna gente que está colaborando en el Complejo Educativo de Santa Marta, que por alguna razón no pueden ir a sus casas, vienen a buscar comida aquí”, explicó Leticia.

El FMLN tiene poco respaldo político en esos lugares. En San Antonio, por ejemplo, el FMLN apenas obtuvo 28 votos para las elecciones municipales; en San Pedro, 19; y en el centro de votación El Palomar, 16. Han sido siempre las personas de Santa Marta las que han asumido la logística de las elecciones en estas localidades.

El turno de votación de Digna fue después de las 12 del mediodía, en el centro de votación ubicado a menos de 10 minutos de donde cocinaba. Ella es la segunda generación de mujeres que ejercen el voto en su familia. La primera fue su mamá. Aseguró que votó por una mujer “porque las mujeres ven el beneficio para otras mujeres”. Un matiz: votó por una mujer en la elección a el Parlamento Centroamericano (Parlacen). Su voto para la municipal y legislativa fue por bandera, la del FMLN.

“Nosotros queremos un alcalde aquí en Victoria que vea por nosotras, porque los que han estado nunca han velado por nosotras y por la comunidad. Lo otro, es muy importante, porque antes las mujeres no teníamos derecho al voto y ahora sí, y por eso es importante votar por nosotras, por nuestro país y por nuestra comunidad”, opinó Digna.
En la comunidad Santa Marta, en el municipio de Victoria, Digna deja en claro que su ideología partidaria es inexpugnable. Y su convencimiento tiene más de pragmatismo que de teoría política.

—¿Por qué sigue votando por el partido FMLN?

—Porque si gana, nosotros sentimos que vamos a tener apoyo, porque es quien siempre nos ha apoyado, desde que está la guerra, quizás por ellos hemos quedado vivos nosotros, porque ellos nos defendieron.

—¿Usted se siente satisfecha con los gobiernos del FMLN?

—Sí, yo me siento bien, porque sí apoyaron bastante.

—Y a usted como mujer ¿cómo le apoyó el FMLN?

—Cuando nos desmovilizaron nos dieron tierras. Casita no me han dado a mí, porque se la dieron a él (esposo).

La jornada de Digna empezó a la 1 de la madrugada y terminó pasadas las 10 p.m. del mismo día. Su trabajo fue de forma voluntaria y no remunerada.

Fuente: https://www.alharaca.sv/actualidad/como-votaron-las-mujeres-activistas-en-estas-elecciones/.

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