Por Veniero Gaggio

Un importante aniversario, para una Comunidad viva, es cómo un cumpleaños.

Y, en un cumpleaños, es bueno que un “externo” (todavía un poco europeo) cómo yo, le desee algo, a quien cumple otro año de vida.

Así que, para este 10 de octubre de 2017, me permito expresar mi mejor deseo a la Comunidad salvadoreña de Santa Marta, del departamento de Cabañas, quien festeja el 30 aniversario de su “regreso a casa” en 1987, seis años y medio después de haber tenido que huir a Honduras (por veredas, cruzando a nado el río Lempa, bajo las metrallas del helicóptero del ejército de la dictadura de entonces, dejando familiares muertos en el camino o en el río).

Seis años y medio de sufrimientos, primero unos días (hambrientos y heridos) en la aldea de “los Hernández”, luego casi un año en el “refugio” de ACNUR llamado “La Virtud”, y más de cinco años “presos” en las barracas de Mesa Grande, sin un pedacito de tierra para sembrar.

Sé que los refugiados salvadoreños (campesinos, en su mayoría) llamaban justamente el campamento de Mesa Grande: “cárcel sin paredes”, porque el campamento permanecía circundado por el ejército hondureño y, si algún refugiado salvadoreño trataba de salirse, los soldados hondureños lo mataban.

Bueno, creo de haber entendido que la dramática, dura experiencia de aquellos años haya sido una escuela, para la Comunidad: las familias “refugiadas” tuvieron que auto-organizarse colectivamente, para sobrevivir. Constituyeron talleres de hojalatería, costura y zapatería, formaron grupos de apoyo en salud y educación popular, así como grupos que brindaban seguridad. En síntesis, han sido años de solidaridad comunitaria total.

El 10 de octubre de 1987, rechazando propuestas distintas (de ACNUR y gubernamentales), la Comunidad logró realizar el regreso de su primer contingente a su tierra, pero encontrando todo destruido. Armados de su fortalecida solidaridad comunitaria, los re-pobladores supieron reconstruírselo todo, mejor de cómo estaba antes de la guerra. Conformaron la Cooperativa “Nueva Heroica Santa Marta”, cuyos terrenos cultivables son de propiedad indivisa, aún si cada socio sabe cuál es el lote donde tiene derecho a sembrar y cosechar.

Desde la refundación de la Comunidad (actualmente unas 700 familias), la apuesta básica ha sido por la educación, pilar de un concepto de desarrollo que tiene como fin fundamental la conquista de espacios de felicidad para su gente. Sé que el Complejo Educativo 10 de Octubre de Santa Marta imparte hoy hasta segundo año de Bachillerato general. Con un nuevo programa de becas, unos 120 jóvenes están estudiando en universidades del país, la mayoría en la Universidad Nacional o en la Luterana, y algunos incluso se están formando fuera del país. Varios de ellos ya se han graduado. Unos son ingenieros, otros médicos, otros biólogos, algunos periodistas. Una docena de jóvenes son médicos y médicas graduados/as en la Escuela Latinoamericana en Cuba.

Santa Marta tiene una Asociación de Desarrollo Económico y Social (ADES) bien organizada, realizando proyectos ya no solamente para su Comunidad, sino que para otras también. Proyectos financiados por Organismos internacionales sin fines de lucro, que llegan a Santa Marta porque se enteran que la Comunidad puede representar un ejemplo de que “otro Mundo es posible”.

Entonces, ¿cuál es mi mejor deseo a la Comunidad de Santa Marta, para su 30 cumpleaños?

Que sepa siempre cuidar su solidaridad, construida por necesidad en Mesa Grande. Que sepa preservarla, cómo lo ha logrado en estos 30 años. Que sepa ampliarla, aún si sus condiciones de vida han mejorado y que sepa ingeniarse colectivamente más, para que sigan mejorando. Al punto que las familias santamarteñas que emigraron, estén atraídas al regreso, al punto que Santa Marta se vuelva definitivamente un modelo, para otras comunidades de El Salvador.

Deseo a la Comunidad su aumento poblacional, de personas convencidas de que el estilo de vida, el modelo de sociedad en Estados Unidos, Europa u otros lugares, es inferior - humanísticamente hablando - al implementado en Santa Marta.

Claro: sobre todo para sus jóvenes, la Comunidad tiene que lograr un nivel siempre más alto de iniciativas culturales y deportivas, tiene que lograr - en su territorio o relacionadas a ella - amplias y articuladas oportunidades de trabajo, de realización profesional.

Éste es mi deseo, para su 30 cumpleaños.


Veniero Gaggio (Movimiento Salvadoreño de Solidaridad con Cuba).

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